Y corrimos por los prados
mientras el cielo estallaba en pedazos
mientras la gente caía a nuestro paso
“polvo al polvo”.
Una carretera infinita en espiral
y cientos de pueblos a su orilla
con sus casas
plantaciones
animales
ilusiones
difusos fantasmas empolvados
Las pelotas de trapo
perdidas aquellos días domingo
de rezos tibios
abrazos cariñosos
palabras de consuelo para el pueblo
pancito para las palomas.
Las señoritas paseando melancólicas
cuando cae la tarde sobre el alma
Besos impacientes
de aquellos enamorados
de huidizo fin de semana
El cura de la parroquia
conversando en la fuente de soda
con quienes duermen la mona
de toda una vida
de esperanzas dormidas
de ensayos del ser
El regocijo de los niños
mientras se tiran agua
con una manguera
El regocijo mío
cuando veo pasar el mundo frente a mí
en un segundo
un cuadro de 6 x 6
a mil por hora
y el tiempo ya no es tal
es solo la imaginación.
Ya el sueño desaparece
y comienza otro
mientras buscamos quién sabe qué
quizás nada
¿el fin de algo?
¿entender un origen, el Origen
Solo eso
y a lo mejor todo.
La vida resumida en un haiku
para tardar de todos modos
una vida completa, si es que
en comprenderlo.
La muerte reducida al silencio
con sendas correas de hule
atrapándole los brazos
y un puñado untado en cloroformo
para adormecerla.
Creíste que la escena ya pasó
pero puede ser solo una imagen
que pertenece a una larga película
la extensión en comparación…
un camello cruzando el desierto
una tortuga a la deriva en el océano
el hombre viajando a la luna
un viejo desmayándose en la plaza
la vecina yendo a comprar a la esquina
los niños escapándose del colegio
profesores llorando antes de dormir
y todos juntos
reencontrarnos en un segundo
en el Cielo
jugaremos naipes españoles
mientras Dios duerme la siesta
mientras pasa la borrachera
mientras sueña
aún con nosotros
aún
tan solo aún…
Jaime Quezada Ortega
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