24.1.07

DEFENSA DISPARADA DESDE EL INTERIOR DEL BOSQUE

(o los animales se quejan de cuando en cuando)

Pongámonos la mano en el corazón (o en la rodilla, dependiendo). Revista Absinthe ha dirigido sus pasos prácticamente desde su nacimiento por el Tránsito de Saturno, el cual se ha de superar estoica y sabiamente, si no se quiere terminar estrangulado por los hilos de las Parcas. Desde el comienzo la revista ha hecho gala excelsa a su nombre: más por su dinámica interna de equipo humano que por su cara visible de impreso pulcro y humilde, pues más de alguna vez vimos transformadas las reuniones de pauta en un pandemonium de egos, subjetividades, delirios y surrealismos de bacanal (regados casi hasta el ahogo). Hemos visto como elaboramos un proyecto que no ha estado exento de penurias y confusiones, aunque también de satisfacciones, bríos y esperanza. Absinthe. Ya quisiera Erasmo de Rótterdam estar en alguna reunión Absinthe, pues siempre sabemos donde empezamos, nunca donde rayos termina el asunto. La revista (pues sí es revista en lo estricto de la acepción) es un hijo mal cuidado, medio cochino, medio desnutrido. Me produce una pena horrible el comentar esto, pero si soy sincero no puedo sesgar la idea a medio camino. Si, medio cochino, pero de una lucidez abismante y monstruosa, el hijo silencioso frente a la pantalla del televisor y que de repente te echa encima una mirada de reojo, esperando a que reacciones. Acaso pide comida, una palabra o algún movimiento en especial. Si, creo que es eso. Este hijo pide que lo saquemos a pasear. Y no. Lo que hacemos es más cómodo. Le compramos una cassata y lo dejamos viendo alguna película. Mientras nos devanamos los sesos pensando en cómo podemos hacer de este niño un ser humano mejor y provechoso a la sociedad. Si es que.

Absinthe-hijo: ¿Papá? ¿por qué me dejas solo en casa si lo que quiero es acompañarte a pasear? ¿por qué no dejas que te ayude? ¿me porté mal?

Absinthe-papá: No, si no se trata de eso. Es que estamos en conversaciones con kioscos, librerías y bares. Imagínate cuánto te aburrirías si nos acompañas. También estamos viendo lo del próximo lanzamiento y lo de los ciclos de cine.

Absinthe-hijo: ¡Pero si yo te puedo ayudar con todo eso! ¡tengo buenas ideas, en serio!

Absinthe-papá: No, no te preocupes. Si ya tenemos casi todo arreglado. Es cosa de afinar un par de detalles nada más.

Absinthe-hijo: Es que me aburro en casa… y a veces me da miedo. Te demoras mucho en volver cuando sales. Ya he visto la misma película un millón de veces. Te juro que no te voy a molestar. Porfa, déjame acompañarte…

Absinthe-papá: Para la próxima vez me puedes acompañar. Te lo prometo.

Y ahí lo dejamos. En el living de la casa, frente al televisor, con las cortinas a medio correr. Medio aullando, medio llorando.

Es sano e iluminador el realizar de cuando en cuando un mea culpa. Poner de manifiesto las responsabilidades individuales. Nuestras disfunciones como entes trabajadores o partícipes de un proyecto corresponden a una serie de factores que más apelan a la vivencia individual de cada uno de nosotros que a la realidad colectiva y por ende síntoma de una sociedad y su historia (aunque no deja de incidir de modo insistente). Asumir culpas nos eleva pues reconocemos en nosotros y el resto la posibilidad de enmendar. Y ese es hoy el desafío, el reorganizar a Absinthe, oxigenarla, sacarla a pasear y limpiar de su cara la expresión taciturna de abandono, limpiar las lágrimas que ya asomaban. Nadie dijo que fuera fácil, pero ¿quién demonios dijo que traer hijos al mundo fuera sencillo? ¿alguna vez pensamos que sería tarea fácil verlo crecer? ¡No y mil veces no! Enmendemos.

El fenómeno Absinthe siempre ha sido, es y será. Esto es mucho más simple que colocar una palabra de más o menos en un texto: es mucho más simple que escoger la foto que acompañará a determinada poesía o cuento, es el hecho de reunirse con los amigos a compartir. Y ser. Reunirse a dialogar con tus compañeros y con el corazón en las manos caminar, aunque la vida pueda ser enrevesada, aunque veamos cegada la razón, aunque tengamos que presenciar la caída y desaparición de todos los nuestros. Porque en su máxima y rabiosa expresión, la vida es así, bella. Bella y cruel. Y no la cambio por nada.

Comencemos. La vida está ahí, y llegó para quedarse.


Jaime Quezada Ortega

18.1.07

Memorice por separado

POEMAS PARA MEMORIZAR EN 5 SEGUNDOS:


1.

CAMBIA CULPA POR

RESPONSABILIDAD


2.

CREER ES QUERER


3.

S.O.S.TEN UNA IDEA



POEMA RECOMENDABLE NO OLVIDAR EN 5 SEGUNDOS:


SI HUBIERA O HUBIESE O HUBIERAS O HUBIESES O HUBIÉRAMOS O HUBIÉSEMOS O HUBIERAN O HUBIESEN ELIMINADO DE LA LENGUA EL PRETÉRITO PLUSCUAMPERFECTO DEL SUBJUNTIVO EN LA PRÓTASIS


12.1.07

Contracción de Verano


Conversación con Absinthe/Absenta/Ausencia/Amargura

Observaciones sobre los [primeros] cuatro números de Revista Absinthe

/ Pablo Fuentes C.


Revista Absinthe ha fallado. Ha fallado en inscribirse. Ha fallado en la construcción de un cuerpo discursivo de proyectada coherencia. La pretendida coherencia de un texto inscriptivo. Revista Absinthe se des-inscribe, des-aparece, como un revelado sobreexpuesto, o el negativo de un black-out.

Revista Absinthe también ha fallado. En contra de las escuelas, en contra de las librerías, a favor de los quioscos, de los bares, de los invitados accidentales y no accidentales, a favor del mano a mano, de los baños, de los bolsos, a favor de la suerte, en contra de la visibilidad, en contra del futuro. Este fallo ha sido también su falla. ¿Es Revista Absinthe una Revista?, sin distribución, abandonada a la existencia efímera del lanzamiento, al silencio secreto, al secreto silencio que se sufre durante cada tregua. Revista Absinthe no es una Revista, es una evidencia. Un Documento de Evidencia.

Evidencia Absinthe es un documento de sintomatología, la de un enfermo de amor, de historia, de vínculo. Un enfermo de comunicación que solo escucha su mal, y lo comunica. El trabajo de Absinthe es un trabajo de pugna y caos, de purga y revoltura. Un llamado a des-aparecer. En la penumbra del escondite. En la transparencia del transeúnte anónimo que se deshace en su cama. En la densidad del tejido de la chaqueta del joven que absorbe la luz del lugar mientras se hace la cola de un banco. Su quietud resuena en la enfierradura del edificio.

Síntoma Absinthe es un destilado de memorias abandonadas, desaparecidas, ignoradas tras la cortina de humo del escenario cultural. Lo obvio en la repetición de los canones, la persecución de un sonido reconocible, en lo auténtico de la voz cuando esta se deja oír amplificada por las paredes del pozo de las antologías. Es el reconocimiento del sudor de las rocas y del rocío de la mañana que quita la sed y mantiene el pulso de la vida. A la espera de un transeúnte desconocido igual de transparente que ojalá (no) fuera un grande de esos de la literatura o un santa claus editorial o un galán literario con un pie en la narrativa concreta y otro en la metafísica del lenguaje. Un caminante desconocido que, peinando el eriazo, pase cerca del hoyo.

Sintomatología de la Amargura que aún nos obliga a crear bajo fusta. Apología de nuestra propia falta de presencia en presencia. Algo comienza a respirar sin nuestra ayuda, una escena vacía de personas y medio llena de público. Un público inexperto denuncia la presencia de personas. Síntoma de nuestra vida pública más acá de las reuniones masivas y las ferias del lenguaje. En nuestra propia intimidad nos vestimos como para ir a firmar contrato de trabajo en un supermercado.

Escena Absinthe. Si hablamos dando la espalda a la escena, con qué nos encontramos, con un espacio medio vacío medio lleno. Nos encontramos con personas despersonalizadas al mirar hacia la escena, convertidas en público. Esperando una escena. Aquella a la que nosotros damos la espalda. Si miramos a la escena, damos la espalda al público, nos volvemos por un segundo personas e instantáneamente somos despersonalizados por nuestras espaldas, buscando una escena, mirando hacia la escena, así nadie se ve. Como en una fiesta con videoclips. La secuencia proyectada tras nosotros es la escena, y nosotros nos perdemos en ella como texturas anamórficas. El muro acalorado de luces y sombras dice más que nosotros.

Escena Amargura. Crear en la amargura. Única forma de justificar el abandono de la vida y las enajenaciones aceptadas como Futuro. Vivimos, comemos, respiramos, eyaculamos frustraciones sublimadas a la fuerza, retenemos el mal que nos rompe el estómago. Lo retenemos en letras atragantadas de sueños. Hijos de la Dictadura segunda generación, aprendimos a comernos las ganas y a caminar bajo el sol. A esperar la mayoría de edad. A seguir vivos aún cuando nazcan nuevos niños. A no querer irnos, insistimos en quedarnos. La luz reflejada en el asfalto nos quema la retina. Hace ese calor seco de Santiago que nos chupa el agua de nuestras reservas vitales. Más acá de nosotros, alimentados de mentiras, somos el síntoma: Las cosas aún no se arreglan. El sol de Santiago es ese sol seco de los 2000, sol de sequía, sol del agotamiento de una época, nosotros, el síntoma del cometa de la Amargura, agarrados del umbral de los tiempos para que nos ayude a cruzar al otro lado, colgados de la pandereta del lado de la memoria aplastada, reprimida por tristes costumbres que ahora queman las plantas de nuestros pies sacándonos divisas, deudas, cálculos, cánceres. Bien lo supo Bolaño con no acercarse demasiado a estas tierras amadas y abominadas sin razón. Las amadas perdidas tras el derrumbe interminable.

Que todo esto se acabe y sigamos.

Porque:

Nosotros damos explicaciones

Nosotros hacemos apologías

Nosotros cometemos errores

Nosotros nos refutamos los unos a los otros

Nosotros aún creemos en nosotros

Nuestras verdades son animales salvajes

Nuestros orgullos nos arrastran por el desierto

Nuestros cuerpos son montañas agujereadas por pirquineros

Nuestras miradas son sepulturas exhumadas

Nuestro espejo es una ventana a la calle.

Este espejo.




Imágenes: Fischli & Weiss, Wurstserie, 1979.

11.1.07

Luz de putas, lápices, micreros y demases



Si te prestara mis lápices ¿me darías un besito?
Rayos
¿y si te regalara la caja completa?

Y te la regalé …

mañana renuncia el sol, se aburrió de nosotros,
nuestras incoherencias,
nuestras inconsistencias extremas.
Le subirán el sueldo a todos los que se sacrificaron,
la presidenta se desabrochará el sostén mientras suspira,
mientras se le llenan los ojos de lágrimas antiguas.
Los micreros conducirán sus máquinas hacia las dunas;
hordas de monstruos y bichos cabizbajos.
Y cuando llegue la tarde, en la orilla de las playas,
las putas se sacarán las botas
para meter sus hinchados pies en el mar,
sus manos en el pecho cuando al suelo caen
mientras
yo me acomodo las joyas de la familia
mientras
tú tratas de ordenar el mundo singular
mientras ellas apenadas se ven los pies ajados
mientras predicas y aleccionas
mientras susurro en verano de infierno perfumado
mientras tu rostro en pausa se mantiene
y no veo nada claro, un muro de lamentos silentes
veo
mientras
alzo por última vez mi lengua
lengua daga niño de verano
azul claroscuro de blanca tarde
misa ilusión rojo en las praderas
esplendor de brisa helada
muerte en espiral y retroceso
sueños de desaparecido
convicción los buques ya se han ido
sol que arde en el parto del alma
la cual Lázaro, despierta …


Jaime Quezada Ortega

9.1.07

Los Precios siempre van a subir

Advertencia: observe este video con precaución. No se haga convencer a la primera por sus frases esperanzadoras y su apelación al sentido común. Si va a comenzar un autoanálisis, detengase, y procure entender los subtítulos en portugues lo más claro que pueda. Nos encontramos frente a una evidencia infranqueable del mensaje neoliberal norteamericano en donde se despliega todo el imaginario de la eternidad capitalista: la vida fué y será así, las ideas van y vienen y las cosas esenciales jamas cambiarán, nosotros estamos del lado de las cosas esenciales, relajese, hagase explotar y explote amablemente a los suyos, abandonese a nuestras decisiones, su vida no va a cambiar, así que no lo intente: sólo relajese. Súfralo.


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