19.1.06

Carta abierta a Absinthe


Veo, no veo todo, pero aún así veo...
Absinthe despierta en la noche, me ve, nos observa en lo profundo, quizás no sea más que la esperanza de sueños que zarpan, sueños que vuelan por sobre la ciudad, anhelando, despertando la razón, al querer, a la necesidad de preñar la realidad, la realidad que estalla en sueños de gente que despierta en las madrugadas, para buscar la hostia de esperanza que solo puede dar la fe. Absinthe despierta, pero también adormece. Absinthe es el descanso, pero también es el reviente de todo lo que alguna vez consideramos satisfactorio.
Absinthe es el oasis, aunque a veces sea el desierto, donde descansamos, a ratos para sufrir, pero más a menudo para vernos cubiertos por el bálsamo de la placidez. Es color, es sonido silente que nos cubre en lo profundo. Es valiente, osado, por eso abandonado a sus convicciones, poderosas, transgeneracionales. Busca un nicho, aunque ya lo sea en sí mismo. Es caminante, es el camino.

Descargos en Do Menor


He leído un comentario hecho a un texto de don Ambrosius, el cual hacía mención a como la televisión basura hace estragos en la mente de nuestros niños. El comentario lo hizo un tal señor "b"(o señora). Encuentro particularmente extraña la ocurrencia de esta persona, la cual pretende hacernos creer que el señor Ambrosius oculta acaso una patología sexual. Me es más lógico creer que el comentario viene de alguien que encuentra a un chivo expiatorio donde depositar sus proyecciones, propias de individuos desviados, los mismos que han transformado esta sociedad en un pandemonium, caldo de cultivo de degeneraciones, que el quedarme con la básica idea de alguien que pretende salvaguardar los intereses del mundo. Pobre alma del señor o señora "b", que no es capaz de firmar con su propio nombre, y debe escudarse en un triste seudónimo que no indica nada revelador de su persona. Pobre alma que ha dejado de soñar con leones, brujas y roperos; pobre alma que quizás ni infancia feliz tuvo, que a lo mejor fue violentada por sus seres más queridos....


Jaime Quezada Ortega