29.4.07
17.4.07
Advertencia amistosa
Escribes para dejar atrás.
Comunicar es a veces fatal: extiendes un pulso muerto de un horizonte a otro. Las palabras guardan un conjuro: el sentimiento hecho palabra es un camino abandonado, inductor de ilusiones en quien las absorbe y lo hace por amor. El que lee ama, el que escribe se odia a si mismo a cada paso que deja tras suyo, a cada lector enamorado que piensa va por delante de él sin ver. El enamorado lee porque cree en la palabra y rara vez entiende que la palabra escrita es un sendero muerto donde respiran las piedras. El enamorado de la palabra rara vez entiende que se escribe para dejar atrás, que se lee a la muerte. El que lee lee la muerte y pisa un camino recorrido por el dolor. Un camino dejado atrás. Tu que lees lees un camino dejado atrás. Tu que escribes dejas atrás este camino lleno de dolor. Leer es cerrar un pacto de amor con la muerte, un pacto de amor de un horizonte a otro en cuyo salto se asegura la existencia. Es recibir un regalo indeseado con el corazón abierto, el celulario de la muerte. De corazón a corazón. Leer en voz alta es un doble salto hacia la desaparición. Se lee en voz alta una sola vez cada palabra escrita, nunca más. La repetición es canto, el canto es amor devocional que no pregunta y solo da su carne para recibir el dolor dejado atrás. Un transplante de células muertas de desilusión por no ser vida pues la vida no habla. Escúchame, soy la muerte y te digo: la vida no habla. Amado lector, la única manera que tienes de librarte de estas palabras es nunca olvidar que la escritura es un camino dejado atrás. Revierte el conjuro, cuando leas da la espalda a las palabras. No mires hacia atrás.
Absinthe